El Taj Mahal es una de las contrucciones más hermosas que he visto, si no la más. Y no solo por el mausoleo, la joya del complejo, es la experiencia de ver como este crece poco a poco, primero a través del arco de la puerta de entrada, luego a medida que caminas por el camino central y finalmente cuando subes a la plataforma.
No busca apabullar, como puede ser San Pedro del Vaticano, es una obra serena y elegante, sin florituras, aunque eso si, me lo esperaba un poco mas blanca.
Dentro del edificio una cripta y la cúpula, nada mas.
Pero eso va en gustos claros, a mi encantan las cosas geométricas y los edificios sencillos, para otros puede ser otro edificio grande.
La construyo el emperador mongol Shah Jahan a mediados del siglo XVI en honor a Mumtaz Mahal, su tercera esposa que falleció al dar a luz por decimocuarta vez.
Antes de terminar el Taj Mahal Shah Jahan fue depuesto por su hijo, y al morir fue enterrado en el mausoleo, rompiendo la simetría que impera en todo el complejo.
El Taj Mahal está en Agra, y si alguna vez vais, evitar los festivales de los sabios sufíes, en los que montan una feria con altavoces que funcionan entre las 6:00 y las 23:00 y dependiendo de la época del año pedir aire acondicionado, para no estar a 38 grados a las 3 de la mañana.